San Martín nunca posó para el cuadro más conocido qué hay de él. Su hija lo mandó pintar cuando el Libertador estaba ausente en un viaje y se usó como modelo una litografía que él se había hecho hacer el año anterior (1828) por el belga Jean Baptiste Madou.
A la vuelta de su viaje se lo regaló a su padre que lo colgó en su habitación hasta su muerte.
Fuente: Ediciones Históricas, espacio editorial que busca rescatar y difundir la Historia Argentina.
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